Sin título.









Recorrer tu cuerpo aún cubierto. Besos de agua fresca. El suave murmullo del amor. Reconocerse, abrazarse. El silencio. Las palabras inventadas. Tú y yo. Desnudez. Tiemblas y te abrazo, te estremeces al contacto con mi calor, se me eriza el vello al contacto con tu frío. Y otra vez. Movimientos precisos. Ritmo acompasado. Heterónomos del amor. Tu piel brillante. El pelo suavemente rizado. Un gota de sudor que cae, de tu frente a mi barbilla. Gota salada. Gota que agotas. Recorre el camino preciso, deja su rastro que también es el tuyo. Jadeos. Respiramos al mismo tiempo. A esa gota le acompañan otras. Calor, ahora. Gota que tiembla en cada movimiento. Nos mezclamos. Somos líquido. Somos uno. Sudor. Saliva. Salvaje. Suspiros comunes. La suave gota que arrastra tu boca, que recorre mi cuerpo, que abraza a mi piel. Juntos, muy juntos. Gota que se asfixia entre nuestros cuerpos, que lucha por seguir su camino, que se pierde entre dédalos de piel, manos, vello… Gota que apaga mi sed. Vivir de nuevo. Renacer. Suspiros. Reposo. Me miras y la gota sigue ahí, indeleble como un tatuaje, intenso su rastro, que duele si lo limpias, si te apartas, si me dejas. Gota que es memoria, que respiro, bebo, permanece dentro de mí. Tristeza.

Francisco Rodríguez


No hay comentarios:

Publicar un comentario